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miércoles, 25 de mayo de 2011

Historia de Weber


Weber


Los hurones son unos pequeños cazadores de fácil domesticación, por lo que hay numerosas familias que los tienen como mascota. Estos mustélidos son muy juguetones y curiosos así que les gusta meterse por cualquier recoveco o agujero. Se suele recomendar que vayan al veterinario una vez al año y se les debe de vacunar contra los virus que causan el moquillo y la rabia.

En septiembre del 2008, Weber, un hurón albino que padecía de ceguera fue llevado a la consulta veterinaria de Neus Morera en Barcelona. En el reconocimiento se le detectó una pequeña masa bajo el maxilar de la cual se tomaron muestras. Se trataba de una linfoadenopatía (un ganglio inflamado) y al analizarlo bajo el microscopio se detectó la presencia de una levadura de morfología esférica con una gruesa cápsula. Por dicho aspecto se diagnosticó que el hurón padecía una infección generalizada causada por una levadura del género Cryptococcus. Inmediatamente, Weber fue puesto en tratamiento y se le suministró fluconazol, un medicamento antifúngico.



Preparación citológica del nódulo submaxilar de Weber. En el centro podemos ver las células redondeadas de Cryptococcus rodeadas de macrófagos y neutrófilos. En el recuadro se observan las células de la levadura a mayor aumento. El halo claro que las rodea es la cápsula polisacarídica. (Fuente: Morera et al)


Aunque rara, no era la primera vez que se describía una criptococosis en un hurón. Se sospecha que en 1954 fue descrito el primer caso en el Reino Unido, aunque fue diagnosticado como una torulosis, una infección generalmente producida por levaduras del género Candida. Aparte de ese caso, hay descritos otros 15 más, pero todos ellos se han dado en otras partes del mundo como Australia, Canadá y los Estados Unidos. El caso de Weber era la primera criptococosis de un hurón descrita en el continente europeo.

Sin embargo había un dato preocupante. La mayor parte de las criptococosis en hurón son causadas por una especie en particular llamada Cryptococcus gattii. Y en la actualidad esa especie de levadura está siendo considerada como un patógeno emergente. Aunque la posibilidad de que C. gattii infecte a otros animales y a los seres humanos es pequeñísima, como suele decirse lo mejor es prevenir. Así que Neus envió muestras al laboratorio de Micología de la UMH dirigido por la Dra. Kika Colom (al que yo pertenezco), ya que su línea de trabajo se centra en el estudio de las levaduras patógenas del género Cryptococcus.



Distintas pruebas identificativas de la levadura que infectó a Weber. (A)Crecimiento en medio Sabouraud. (B) Desarrollo de pigmentación melánica en medio Staib. (C) Crecimiento en medio CGB. (D) Perfil metabólico determinado mediante el kit Auxacolor. (E) Producción de ureasa (Fuente: Grupo Micología UMH ISHAM 2009)


Los análisis de laboratorio confirmaron que la levadura que afectaba a Weber era efectivamente una cepa de Cryptococcus gattii. Inmediatamente se recomendó que se tomaran muestras de las fosas nasales de los dueños de Weber y de los otros hurones que convivían con él ya que C. gattii es un patógeno que entra por vía inhalatoria. Tras los análisis de laboratorio se comprobó que en ambos dueños y en dos hurones que convivían con Weber se aislaron colonias de la levadura.

¿De dónde había salido el C. gattii que había infectado a Weber y había colonizado a los dueños y sus otros congéneres? Está descrito que C. gattii es una levadura que se encuentra en el medio ambiente y cuyo habitat es la materia vegetal en descomposición, por ejemplo los detritos de árboles como el eucalipto.

Pero esos aislamientos del medio natural se habían realizado en Australia, en la India, en los Estados Unidos y en otros lugares. Nunca en Europa. Y eso a pesar de que se han descrito diversos casos de criptococosis, tanto en humanos como en animales, en diversos países europeos incluido España. Nadie hasta la fecha había conseguido encontrar el hábitat natural de esta levadura en Europa. De hecho, una de las líneas de investigación seguida por nosotros era la búsqueda de dicho hábitat natural, y para ello habíamos estado años tomando muestras de diversos árboles como eucaliptos, olivos o encinas, a lo largo y ancho de la Península Ibérica, pero en todas las ocasiones sin éxito.



Un algarrobo. A la derecha se muestra en detalle la base del árbol en la que pueden verse numerosos huecos donde se acumulan detritos vegetales y en los que los hurones se introducían para jugar. (Fuente: Grupo Micología UMH)


La infección de Weber supuso la pista crucial para encontrar el hábitat natural de C. gattii en la Región Mediterránea. Las mascotas necesitan que se las saque a pasear y los dueños de Weber y de los otros hurones no eran la excepción. Los llevaban a pasear a un parque público. Ya he indicado más arriba que lo que más le gusta a los hurones es curiosear, así que en los paseos soltaban a Weber y sus compañeros para que corretearan por entre los huecos de los diversos árboles del parque, y esos árboles eran algarrobos (Ceratonia siliqua) y pino mediterráneo (Pinus halepensis). Dos de los árboles más típicos de los ecosistemas mediterráneos. Así que Kika y sus chicos se fueron a recoger muestras de dichos árboles. En paralelo, un servidor se puso a recoger muestras de algarrobo pero en la provincia de Alicante.



Dendrograma de las diferentes cepas de C. gattii aisladas en España agrupadas en base a los datos obtenidos por la técnica AFLP. Las cepas CCA pertenecen a la Colección Cryptococcus Alicante. La letra E al final del número indica que son aislados medioambientales. En el recuadro rojo se indica la cepa aislada de los tejidos de Weber. (Fuente: Colom et al.)


Tras realizar los cultivos de las muestras del parque se consiguieron aislar diversas cepas de la levadura C. gattii. Pero ¿era la misma cepa que había infectado a Weber? Para contestar a esa pregunta había que realizar un análisis genético de los diferentes aislados y para ello se acudió Ferry Hagen y Teun Boekhout del CBS-KNAW de Holanda. Sus resultados confirmaron que los aislamientos de la levadura de los árboles del parque y de Weber eran prácticamente la misma cepa. Sólo quedaba una pregunta más que contestar. ¿El aislamiento en el parque había sido un hecho aislado o es que el algarrobo podía ser un hábitat natural para la levadura? Las muestras recogidas en los algarrobos de Alicante mostraron que C. gattii también estaba presente en dichos árboles.


A pesar del tratamiento antifúngico, Weber tuvo que ser sacrificado siete meses después de haber sido diagnosticada su criptococosis, pero gracias a él ahora sabemos donde se puede esconder Cryptococcus gattii en los ecosistemas mediterráneos.


Esta entrada participa en el IV Carnaval de la Biología organizado por BioUnalm


ResearchBlogging.org

Morera N, Juan-Sallés C, Torres JM, Andreu M, Sánchez M, Zamora MA, & Francisca Colom M (2011). Cryptococcus gattii infection in a Spanish pet ferret (Mustela putorius furo) and asymptomatic carriage in ferrets and humans from its environment. Medical mycology : official publication of the International Society for Human and Animal Mycology PMID: 21395475

Colom MF, Hagen F, Gonzalez A, Mellado A, Morera N, Linares C, García DF, Peñataro JS, Boekhout T, & Sánchez M (2011). Ceratonia siliqua (carob) trees as natural habitat and source of infection by Cryptococcus gattii in the Mediterranean environment. Medical mycology : official publication of the International Society for Human and Animal Mycology PMID: 21521012

3 comentarios:

Carlos González dijo...

Muy interesante este artículo. Lo tendré en cuenta si me compro un hurón.

Carlos González dijo...

Se me olvidaba, enhorabuena por el descubrimiento.

Manuel Sánchez dijo...

Hola

Muchas gracias Carlos